Hoy he oido esta frase, y me ha gustado.
Muchas veces hablamos sin pensar, a lo loco, sin pararnos a ver si lo que estamos diciendo puede herir los sentimientos de la persona que tenemos delante.
Cuantas veces hemos dicho algo por decir, por rellenar un hueco en una conversación o por simplemente no quedarnos callados.
Pensamos que todas las personas son igual que nosotros, que por sus cabecitas pasa lo mismo, pero no es así, algo que tú dices sin ninguna intención, acaba transformándose en lo más gordo del mundo para la otra persona.
Eso de las "ideas en escabeche", dejarlas macerar antes de decirlas, me ha gustado, dos segundos, tres o si es algo muy importante incluso días.
Sé que eso le quita expontaneidad a la vida, pero a veces esa expontaneidad está haciendo mucho daño a alguien.