Escuchas, y escuchas, absorbes, ves, observas, gestionas esos datos, imitas, actúas ...
¿?
Llega el momento en que tú mismo crees que haces lo que haces porque estás convencido. Soy libre, yo decido. Olvidándote que como a una marioneta alguien te maneja sin que te des cuenta.
Hasta aquel que se siente libre realmente porque ha aprendido a desengancharse de lo que no importa, a quererse a si mismo, a desnudarse y quedarse con la capa real de su cuerpo... esa persona ha seguido a alguien que le ha explicado cómo llegar hasta ahí.
Y nos engañamos, y nos mentimos una y otra vez a nosotros mismos. Descubrimos que vivimos una farsa, la que otro me ha dicho que tengo que vivir para alcanzar la felicidad.
Son muchas etapas, momentos, caídas, recaídas, levantarse, las que te hacen mover todos los cimientos de tu realidad. Y estoy segura que en cada momento de la vida, creeremos que estamos en el camino de la felicidad.
¿?
Luego miramos atrás y quizá pensamos que nos hemos equivocado. No voy a decir qué hacer, yo no lo sé. Lo busco y no lo encuentro. Sólo sé que no quiero ser un "pinocho" que se engaña a si mismo, y que alguien, que tenga las ideas que tenga, me maneje. Eso sí lo tengo claro.
Buscaré y buscaré, y espero algún día hallar.
No dejes que te manejen nunca.
ResponderEliminarGracias Erreuve. Me encanta que me leas, y que me digas esto, viniendo de ti, hasta me emociona. Cuenta con ello, por lo menos siendo yo consciente.
ResponderEliminarMientras lo leía pensaba las veces que yo he caído en eso. Me llevo tus reflexiones.
ResponderEliminarGracias Silvia. A veces ni nos damos cuenta. Me encanta que te lleves mi reflexión
Eliminar